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toxina botulínica

Toxina botulínica, ¿Cómo puede ayudarnos?

El tratamiento con toxina botulínica para reducir las arrugas de expresión es, junto con los rellenos de ácido hialurónico, uno de los tratamientos más comunes en medicina estética. Esta toxina, purificada en el laboratorio, actúa como un neuromodulador, a grandes rasgos impide la trasmisión del impulso nervioso entre la neurona y el músculo, paralizando este.

Un poco de historia.

Las primeras sospechas de la existencia de esta toxina fueron de la mano del médico alemán Kerner en 1820, el cual, tras una serie de experimentos con salchichas contaminadas, consiguió identificar, extraer y probar esta toxina en animales e incluso en él mismo, describiendo la sintomatología que más tarde llamaría botulismo en honor al sustantivo en latín para salchicha, “botulus”. No es hasta el 1989, 170 años más tarde, cuando la toxina botulínica comienza a utilizarse con fines estéticos.

¿Cómo la toxina nos ayuda a mejorar nuestras arrugas?

La toxina actúa sobre las células musculares bloqueando su actividad y paralizando el músculo. Este objetivo de paralizar el músculo ha cambiado mucho con el paso de los años y el conocimiento de la técnica, pasando de buscar una paralización total con un resultado que en ocasiones no era del todo a natural (caras congeladas) a buscar un aspecto más descansado y fresco.

¿Dónde se puede aplicar la toxina?

Este tratamiento se realiza por norma general en el tercio superior de nuestro rostro, minimizando las arrugas dinámicas de la frente, perioculares (patas de gallo) y glabela (entrecejo). Aunque es verdad que también se utilizan en otras regiones, con menos frecuencia, para tratar otro tipo de problemas como la sudoración excesiva o el bruxismo.

¿Cuándo notamos los primeros efectos y cuánto suele durar el tratamiento?

La parálisis muscular suele comenzar en torno al 4º- 5º día desde su aplicación y suele durar entre 3 y 4 meses (menos del 20% de los pacientes presentan mejoría de sus arrugas pasados los 4 meses) de tal manera que a los 6 meses la musculatura recupera su tono previo. El tratamiento repetido en el tiempo provoca que la recuperación funcional del musculo sea más lenta, aumentando la duración de los efectos y pudiendo espaciar así los tratamientos.

Otros factores que pueden afectar al resultado o al tratamiento estándar del botox son:

Género: Como norma general los hombres necesitan más cantidad de toxina para conseguir el mismo resultado que las mujeres.

Edad: A partir de los 65 años las arrugas dinámicas, las que tratamos con el botox, debido al fotoenvejecimiento y la atrofia del tejido graso subcutáneo las convierten en estáticas, esto hace que el tratamiento tenga que combinarse con ácido hialurónico para conseguir así la desaparición total de la arruga.

Inmunogenicidad: En raras ocasiones el tratamiento no cumple las expectativas esperadas, esto puede ser debido a que la toxina es rápidamente neutralizada por los anticuerpos del paciente.

¿Cómo conseguimos el mejor resultado?

Lo más importante es una buena valoración de la fuerza de cada músculo para hacer un tratamiento ajustado a las necesidades de cada paciente y poder obtener así un resultado natural.

Además, minimizamos la aparición de hematomas y el dolor utilizando agujas lo más finas posibles.

Tratamiento con toxina botulínica

El tratamiento con toxina botulínica es ampliamente utilizado en el ámbito de la salud para tratar diversas enfermedades, especialmente aquellas relacionadas con las distonías. En el caso de la distonía cervical o tortícolis espasmódica, esta toxina tiene un efecto local en los músculos afectados, lo que ayuda a aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Las distonías son trastornos neurológicos que se caracterizan por contracciones musculares involuntarias y frecuentes. La infiltración local de toxina botulínica en los músculos hiperactivos responsables de la debilidad muscular cervical y el dolor ha demostrado ser un tratamiento seguro y eficaz. Los médicos y profesionales de la neurología consideran esta terapia como una opción frecuente en el manejo de estas enfermedades neurológicas.

La dosis de toxina botulínica necesaria para producir la contracción muscular es limitada, lo que garantiza la seguridad del tratamiento. La frecuencia recomendada para sucesivas infiltraciones varía según cada caso, pero generalmente se observan resultados satisfactorios desde las primeras aplicaciones. El efecto de esta neurotoxina es temporal y se requieren tratamientos sucesivos para mantener el beneficio clínico.

Durante la realización de las infiltraciones, es necesario identificar los puntos de inyección adecuados en función de la condición del paciente. En el caso de la distonía cervical y el dolor muscular cervical, también se pueden abordar los músculos faciales y otras zonas dolorosas para lograr un mayor alivio. Sin embargo, es importante tener en cuenta que existen diferentes grupos de enfermedades neuromusculares, como la esclerosis múltiple, donde la aplicación de la neurotoxina puede variar en técnica y dosis.

¿En qué consiste este tratamiento?

La aplicación de toxina botulínica consiste en inyecciones locales de esta sustancia. El beneficio clínico obtenido se debe a la capacidad de la toxina para bloquear la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor necesario para producir la contracción muscular. Esto provoca una parálisis muscular temporal y, por lo tanto, alivia los síntomas de las enfermedades neuromusculares.

Es importante destacar que el tratamiento con toxina botulínica tiene ciertas consideraciones y cuidados. Después del tratamiento, pueden presentarse efectos secundarios temporales, como debilidad muscular excesiva o dificultad para tragar. En algunos casos, se puede observar una caída de los párpados superiores, que suele ser transitoria. Los movimientos involuntarios también pueden ocurrir en otros tipos de distonías, pero su frecuencia y duración varían según el tipo de tratamiento y la dosis de neurotoxina administrada.

Por lo tanto, este tratamiento es una opción segura y eficaz para diversas enfermedades neurológicas, especialmente para aquellas caracterizadas por movimientos involuntarios y contracciones musculares anormales. La infiltración local de esta toxina actúa de forma precisa y temporal en los músculos hiperactivos, aliviando los síntomas y mejorando la calidad de vida de los pacientes.

Sin embargo, es necesario contar con la formación y la experiencia adecuadas para realizar sucesivas infiltraciones y asegurar un tratamiento seguro y efectivo. Además, el diagnóstico y el tratamiento de estas enfermedades neurológicas requieren una evaluación completa y una atención integral que abarque aspectos como la nutrición, los cuidados y la rehabilitación, entre otros.

¿Es seguro el tratamiento con toxina botulínica?

La toxina botulínica es uno de los medicamentos más utilizados en medicina estética y por lo tanto muy estudiado y controlado. Es tratamiento totalmente seguro, pero no debemos tomárnosla a la ligera debes de ponerte siempre en manos de un profesional y consultarle todas tus dudas.

¿Posibles complicaciones?

Las más habituales, como en cualquier tratamiento estético realizado mediante inyección, son los hematomas. En este tratamiento suelen ser muy pequeños y poco duraderos.

Existen otras complicaciones más importantes, pero muchísimo menos habituales, por lo que ponerse en manos de un profesional formado y experimentado en la técnica es la clave para evitarlas.

¿Recomendaciones post tratamientos?

Desde los inicios de esta técnica, una de las recomendaciones más populares es no poder bajar la cabeza o tumbarse en las siguientes 4 horas tras su administración. Aunque esta recomendación carece de evidencia científica, seguimos utilizándola en la mayoría de las ocasiones.

Espero haber podido dar respuesta a algunas de vuestras dudas sobre la toxina botulínica. Estaremos encantados de ayudaros en todo lo que necesitéis.

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